domingo, 18 de marzo de 2018

Pan de coco-Cocinas del Mundo rumbo a Jamáica


Para el reto de este mes de Cocinas del Mundo hemos viajado hasta Jamaica y a pesar de haber llegado un poco tarde, y de no haber tenido tiempo casi ni de buscar, me las he arreglado para traeros este pan de coco que los jamaiquinos utilizan como acompañamiento a sus platos tradicionales. Es un pan muy fácil de hacer y sencillo, con la particularidad de que va doblado a la mitad y engrasado al centro.
La gastronomía de Jamaica es reconocida mundialmente por su sabor y variedad y es una mezcla de comida africana e inglesa en la que se añaden una cantidad de especias.
La base de la cocina jamaicana viene dada por el pescado, aves, arroz, verduras, frutas y especias. Por todo ello, forma una dieta muy saludable, ya que se utilizan alimentos frescos. Pero en Jamaica podemos encontrar ingredientes autóctonos como el quibombo, similar al chile que es utilizado para espesar salsas y guisos, el ackee, que es una fruta que se prepara cocida o el callaloo, que es una verdura de hoja verde parecida a las espinacas que se utiliza en diferentes guisos.
Lo que más caracteriza la gastronomía jamaiquina es la enorme variedad de especias utilizadas en la elaboración de sus platos típicos como son el jengibre, curry o la pimienta de Jamaica, caracterizada por un sabor picante y aroma intenso. Entre los platos más típicos de Jamaica encontramos el Jerk Pork o Jerk Chicken que es una especialidad preparada con carne de cerdo o de pollo, marinados en una salsa jerk que es muy fuerte y picante, el cerdo a la pimienta de Jamaica, cuyo secreto reside en el marinado con una mezcla de pimienta, jengibre, clavo y nuez moscada o el chutney de papaya consistente en trozos de papaya verde, mango y jengibre, bañados en jugo de tamarindo aderezado con vinagre y ají picante. Todos estos platos se acompañan de arroz y de pan de coco, precisamente la receta que os traigo aquí.

Ingredientes:

25 g levadura fresca
1/2 cucharadita de azúcar
1/8  taza de agua templada
1 huevo
1/2 taza de leche templada
1 cucharadita de sal
2 tazas de harina
1/4 taza de aceite de coco

Elaboración:



En un bol mezclamos todos los ingredientes excepto la harina y el aceite de coco. Mezclamos bien y pasamos al bol de la  amasadora. 
Incorporamos la harina y amasamos hasta obtener una masa fina y elástica. Dejamos reposar unos 5 minutos y volvemos a amasar.
Sacamos de la máquina y pasamos a un bol engrasado con aceite de coco. Tapamos y dejamos fermentar hasta que doble su tamaño.
Una vez haya fermentado, pasamos a la mesa y partimos en porciones de unos 90 g y hacemos bolitas con la mesa enharinada.
Pasamos el rodillo por encima de las bolas de masa hasta dejarlas con un diámetro de unos 15-20 cm. Pintamos con aceite de coco y doblamos a la mitad, colocándolas sobre la bandeja donde se van a hornear. Dejamos fermentar de nuevo hasta que doblen su tamaño.
Precalentamos el horno a 200ºC y horneamos unos 12-15 minutos o hasta que el pan de coco esté dorado.


Quedan unos bollitos muy originales en forma que pueden ser un estupendo acompañamiento o la base para un delicioso bocadillo.



Espero que os haya gustado la propuesta que nos hemos traído de nuestro viaje a Jamaica y deseando saber nuestro próximo destino. Hasta la próxima.

lunes, 12 de marzo de 2018

Bizcocho de limón con semillas de amapola


Esta semana os traigo un bizcocho de limón y semillas de amapola cubierto por una glasa de limón que hará las delicias de todos aquellos que seáis fans de este cítrico. Es un bizcocho clasico, aunque la receta en la que me he inspirado es un cake, que lleva entre sus ingredientes mantequilla, que yo he sustituido por aceite de girasol, para hacerlo un poco mas sano y menos pesado. Ya sabéis que si queréis sustituir la mantequilla por aceite en una receta de bizcocho o magdalenas, la proporción de grasa va en un 75% aproximadamente, lo que significa que si en la receta original utilizamos 100 g de mantequilla, la cantidad de aceite será de 75 g mas o menos. Además, os recomiendo un aceite de poco sabor, tipo girasol, maíz o aceite de oliva muy suave, aunque el virgen extra sea muy bueno, es mejor dejarlo para las ensaladas, ya que aporta un sabor muy fuerte a los dulces. Sin embargo, en las recetas de galletas, esta proporción varía un poco mas, hay que jugar mas con la proporción de sólidos y tener en cuenta que la textura de las galletas variará de la original, pero prometo un post con una receta de galletas reinterpretada.

Ingredientes:

180 g aceite de girasol
200 g azúcar
4 huevos
2 limones (su zumo y su ralladura)
350 g harina
15 g impulsor
120 g leche
2 cucharadas de semillas de amapola

Elaboración:

En la batidora ponemos los huevos y el azúcar y lo batimos hasta que doble su tamaño.
Incorporamos la leche, el aceite y el zumo de los 2 limones (reservamos 1 cucharada de zumo para hacer la glasa de adorno). Mezclar bien y añadir la harina, el impulsor, la ralladura de limón y las semillas. Batimos hasta que esté todo bien integrado.


Preparamos un molde rectangular que engrasamos de forma conveniente y precalentamos el horno a 170ºC.
Pasamos la batida de bizcocho al molde y ponemos en el horno.


Horneamos a 170ºC hasta que empiece a dorarse y entonces bajamos la temperatura a 160ºC y dejamos en el horno hasta que esté cocido del todo. Para comprobarlo, podemos pinchar con un palillo y este debe salir limpio.


Dejamos templar antes de desmoldar y cuando desmoldemos ponemos en una rejilla y dejamos enfriar antes de glasear.
Para preparar la glasa vamos a usar la cucharada de zumo reservada y vamos añadiendo azúcar glas hasta que nos quede una especie de papilla muy espesa. La ponemos en una bolsa de plástico, cortamos un pico del extremo y ponemos por encima del bizcocho que debe estar completamente frío.





Como veis en la foto del corte, las semillas de quedan distribuidas por el bizcocho de forma homogénea y queda muy bonito. Realmente no le aporta sabor, sino textura. Espero que os haya gustado y os animéis a hacerlo, es muy sencillo y está muy rico, con mucho sabor a cítrico. Hasta la próxima.

lunes, 5 de marzo de 2018

Bruschetta con puré de calabaza y queso de cabra


Este mes de febrero tocaba chef internacional y las chicas de Cooking the Chef han elegido a Claus Meyer, del que no había oído hablar en mi vida, pero que una vez he estado investigando un poco por la red, me ha parecido un cocinero muy original y aunque formó parte de uno de los restaurantes mas afamados del mundo, el bien conocido Noma, he encontrado algunas recetas fáciles de elaborar y con ingredientes sencillos. Esta receta que os traigo aquí esta recogida en un articulo de The Guardian, que podéis leer si pincháis AQUÍ.
Claus Meyer revolucionó la cocina nórdica, pero recaló en esta profesión casi por casualidad durante el año que pasó en Francia trabajando como au-pair. A su regreso a Dinamarca se marcó como objetivo cambiar la cultura gastronómica del país, algo que consiguió al fundar Noma, reconocido como mejor restaurante del mundo hasta en cuatro ocasiones. Además se propuso generar una cultura gastronómica danesa y a la vez, democratizar el lujo de una buena comida.
Tras un viaje a Bolivia con toda su familia, decidió implementar sus proyectos gastronómicos a este país,  lo que ha impulsado una revolución en la cocina boliviana, haciendo que esta esté empezando a ser reconocida a nivel internacional.

La receta que he elaborado es una bruschetta con puré de calabaza y queso de cabra. En mi caso he preparado hasta el pan, pero podéis hacerla utilizando un buen pan integral.

Ingredientes:

4 rebanadas pan de bruschetta 
200 g calabaza de invierno
25 g mantequilla
2 cucharadas de miel
vinagre de manzana
sal
queso de cabra
comino (el utiliza romero)

Elaboración:

Para el pan de bruschetta he utilizado, 100 g harina de centeno, 100 ml de agua, 10 g levadura fresca y 2 cucharadas de miel. Mezclamos bien este prefermento y dejamos en la nevera toda la noche. 
En la amasadora ponemos 200 g harina de fuerza, 400 g harina de espelta, 15 g de levadura fresca, 7 g de sal, el prefermento y 350-400 ml de agua templada. Amasamos, dejamos reposar media hora, volvemos a amasar y dejamos fermentar en un molde rectangular hasta que doble de tamaño.
Horneamos a 200ºC unos 35-40 minutos o hasta que esté bien cocido. Dejamos templar, sacamos del molde y dejamos enfriar antes de cortar en rebanadas. Reservamos las rebanadas.

Preparamos el puré de calabaza, cociéndola en agua hasta que este tierna. Escurrimos bien y machacamos con un tenedor. Añadimos la mantequilla, la miel, el vinagre y una pizca de sal y mezclamos bien. Reservamos. 

Cortamos el queso de cabra en rodajas y encendemos el horno a 200ºC.


Y ahora procedemos al montaje del plato. Tostamos ligeramente las rebanadas de pan. Las cubrimos con una capa generosa de puré de calabaza y ponemos las rodajas de queso sobre el puré. Añadimos un poco de comino y aceite de oliva y las ponemos a gratinar hasta que el queso esté ligeramente fundido. Sacamos a un plato y a comer.




Es un plato delicioso que nos ha sorprendido tanto por su sencillez como por lo bueno que está. Con una ensalada, te soluciona una cena o una comida ligera. Ha sido todo un descubrimiento y esta receta ha venido para quedarse. Y si queréis ver las aportaciones de mis compañeros de reto, solo tenéis que pinchar AQUÍ. Espero que os haya gustado y nos vemos el mes que viene. Hasta la próxima.